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Reliquias

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Que trata de la extraña forma en que el padre Antonio hace del cadáver de su amada una reliquia en el Manchay Puytu , de Néstor Taboada Terán En el colegio católico al que iba de niña, el premio por portarse bien y hacer las tareas a tiempo era ir a la pequeña biblioteca de la capilla. Por curiosidad y por morbo me esforzaba por ser la primera de la clase: las vidas de los santos eran lo más cercano que había a los cuentos de hadas. Me sabía de memoria las historias de san Francisco y de san Ignacio, santa Rosa de Lima y la Virgen de Guadalupe. Así que, cuando estuve en Italia, en el Véneto, movida por ese morbo me fui a ver la Pontificia Basílica Menor de san Antonio de Padua. San Antonio es uno de los santos de los que se tiene más registro, sobre todo por sus más de seis mil sermones publicados. Era un predicador muy reconocido, tanto que hasta se presentó frente al papa Gregorio IX, que lo nombró “Arca del Testamento”. Murió en el año 1231. No pasaba de los 36 años. En la b

Sobre “Eisejuaz”, de Sara Gallardo: Sacrificio

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Acabo de terminar de leer la novela “Eisejuaz”, de Sara Gallardo. No sé si es necesario decir lo maravillosa que es. Hay, sin embargo, algo central (y lateral a la vez) que me pica. El enfrentarse a lo infinito-incomprensible-complejo-trascendente, a la conciencia, conmueve -y por eso la religión es algo endémico en nuestra especie. Estamos (somos) vulnerables frente a lo infinito. En nombre de esa vulnerabilidad buscamos un contacto con lo divino, asegurarnos que podremos vivir un día más, y por eso los rituales de sacrificio son también -ejém- algo endémico en nuestra especie. El sacrificio ( sacrum facere , cumplir un acto sagrado) en casi todas las culturas ha consistido en ofrecer algo al dios, haciéndolo así sagrado, con-sagrándolo, para lograr una relación de confianza y familiaridad con la divinidad. El sacrificio es el acto pero es también la ofrenda. Aquello ofrecido suele ser un animal o un ser vivo, que no se convierte en sacrificio sino hasta pasar por una transformación,

Fotografías incompletas: entrevista a Roberto Oropeza

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"Las fotografías están incompletas, no aparece quien esperabas" (Ferro, Roberto Oropeza, 2017) Ferro es un gran libro. Es una larga despedida de aquello que se niega a desaparecer, aunque uno se empeñe en deshacerse de la caja de fotos que se tenían escondidas. Es un trabajo donde se puede sentir latiendo una despedida. Roberto Oropeza, uno de los responsables de la editorial Yerba Mala Cartonera,  ganó el X Concurso de Poesía para Jóvenes 2016 otorgado por la Cámara Departamental del Libro de La Paz, la Fundación Pablo Neruda y el Consulado de Chile con este potente poemario. ¿Cómo fue el proceso de escritura de Ferro ? En cuanto a tiempo, Ferro tuvo una duración de seis años en su gestación, que va desde los primeros bocetos hasta los cientos de transformaciones que sufrió a lo largo de ese lapso de tiempo —incluyendo el título del poemario. El proceso se tornó tortuoso a ratos, porque había temporadas donde no avanzaba un verso o descartaba textos por comple

Sobre “Autorretrato”, de Saúl Montaño, con desvíos zoológicos

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Mis perras son muy efectivas en esto de cazar ratas. Encontraron el punto preciso donde se encuentra su nido en la caja de acopio de las alcantarillas, cavaron un enorme agujero para esperarlas y cada vez que una pasa por allí la sacan a mordiscos, la hacen volar por los aires y la matan con sus mandíbulas certeras. Los gatos no hacen eso. Más bien parecen anatomistas, científicos o psicópatas, estudiando cómo afecta cada hundida de garra o mordisco en su sistema. Prolongan muchísimo la muerte de la rata. Una vez me quedé en mi habitación llorando mientras escuchaba un ratón chillar por más de dos horas hasta su muerte. Luego mi gata entró por la ventana, orgullosa de su trabajo, con el ratón entre los dientes para dejármelo como regalo en la alfombra bajo la cama, sobre mis pantuflas, no vaya a ser que no lo note, casi con condescendencia por mi inutilidad en las artes de la cacería. Me gusta mirar los animales. Quiero escribir una especie de sociología zoológica, ver sus comport

Sobre Carlos Rioja: heroísmo

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Hace poco me encontré con el librito “Fiebre hemorrágica en San Joaquín”, una autobiografía novelada de Carlos Rioja Ortega . Rioja es uno de los más importantes poetas benianos, pero en este libro narra su experiencia como director del hospital de San Joaquín durante la irrupción de la fiebre hemorrágica boliviana. Cuando fue nombrado director del hospital ya había iniciado la epidemia. Rioja cuenta que escribió al ministerio de salud “dando la alarma y reclamando urgente respuesta”; pero que el gobierno sistemáticamente desmentía los informes por la prensa con titulares como “Falsa alarma en San Joaquín” y noticias que decían que “agentes de la oposición tratan de desprestigiar en San Joaquín al gobierno de la Revolución Nacional”. Tras más de un mes de continuos telegramas con la situación de la población, recibieron una primera ayuda de parte de la Asociación Israelita de Cochabamba, que fue el inicio de una serie de ayudas y cooperación fundamental para la lucha contra el

Sobre “Un río que crece”, observaciones preliminares (Cardumen)

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Salí del velorio un poco aturdida. He descubierto que tengo la capacidad de meter la pata y decir cosas inapropiadas en los velorios, y que esa capacidad aumenta proporcionalmente al tiempo que paso sentada mirando al finado, así que salí casi huyendo cuando sentí ganas de comentar sobre el uniforme de los encargados del salón. Caminé por la calle Man Césped con la intención de irme a casa, pero por las prisas de salir de las flores y el muerto, las velas y los pésames, había olvidado ir al baño. Como estaba cerca del centro de convenciones “El Portal” fui para usar el sanitario. Y pues nada, que me encontré en la puerta con una amiga que estaba organizando justo allí la presentación del libro publicado por ASOBAN, como forma de celebración de su 60 aniversario, Un río que crece: 60 años en la literatura boliviana (1957–2017) . Para entrar había una especie de laberinto, donde se colgaron detalles de la historia de los bancos nacionales más algunos objetos antiguos. Luego, en el sa

Trenzas de alquiler

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Acabábamos de visitar el Palacio Portales cuando Katherine Pancol nos propuso a Cristina y a mí que aprovecháramos lo poco que quedaba de luz para visitar “la Cochabamba real”. Había llegado por la mañana y solo estaría un día en la ciudad. Por la noche tendríamos la presentación de su trilogía Muchachas, así que no podíamos perder tiempo. Tomamos, pues, un taxi hacia la terminal de buses para luego entrar a La Cancha. La verdadera Cochabamba es el mercado. Mi hija y yo vivimos un buen tiempo cerca del mercado, así que acabé por hacerme amiga de muchas caseras. No teníamos mucho dinero por entonces, así que los fines de semana nos íbamos a perder entre las callejuelas de La Pampa como quien va a un parque de diversiones. Por esas mismas calles llevé a Katherine. Foto de Cristina Canedo Caminamos mucho entre largos pasillos de pantalones, pantaletas y pimentones. A cada rato me volvía para ver a Katherine. Sabía que había nacido en Marruecos, pero no qué tanto acostumbra camin

La historia de Kurt Wörner

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Kurt Wörner Pfund llegó a Bolivia en 1929 con un contrato de la Casa Junkers para construir aviones, repararlos y enseñar a pilotarlos. Bolivia había recibido poco antes el primer avión de su historia, donación de la colonia alemana: un Junkers con un motor BMW de 185 Hp. Este avión se convertiría en el primero de una flota que cambió la cara de Bolivia. Los primeros vuelos se pensaron para poder unir el oriente del país con servicio de pasajeros y de correos. Se pasó a viajar en tan solo tres horas lo que tomaba unos quince días recorrer por tierra. Además, permitió hacer exploraciones aéreas para diseñar el nuevo camino que uniría a Cochabamba con Santa Cruz y buscar fuentes de agua que pudieran abastecer Cochabamba. Se escogió una laguna encontrada por la cordillera, llamada Misicuni. Wörner trabajó en la Escuela de Mecánica y Pilotos de Aviación, recién creada por el Lloyd Aéreo Boliviano, estableciendo un canon de seguridad y de calidad que serían claves en el desarrollo de la

El polvo de los muebles

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(Texto leído durante las III Jornadas de Literatura Boliviana, en el marco de la XXI Feria Internacional del Libro de La Paz, 2016) I. Dedales Dedal. De.dal [Del lat. digitāle, de digĭtus, ‘dedo’]  1. m. Utensilio pequeño, ligeramente cónico y hueco, con la superficie llena de hoyuelos y cerrado a veces por un casquete esférico para proteger el dedo al coser. 2. m. dedil (funda para proteger el dedo). 3. m. Beso. Los dedales se hicieron de muchos materiales y con distinta rigidez. Antiguamente se hacían de cuero, pero también se hicieron de plata. Era un objeto bastante común. En La novela de la gitanilla , la primera de las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes, una de las doncellas que se encontraba en casa de doña Clara intercambia un dedal por una lectura de la buena suerte. Tras la carrera loca organizada por el dodo, Alicia se pone un dedal como corona a modo de premio. Pulgarcito se esconde en un dedal de su padre, un sastre, para huir de las palizas de su mad

Familias infelices

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—¡Qué linda niña! ¿Quién es?  — me preguntaba todos los días mi abuela. —Es mi hija. —¿A qué hora te vas, hijita?  — me preguntaba todos los días mi abuela. —Se me hizo tarde y ya no alcanzo al bus, ¿me puedo quedar a dormir?  Llevaba ya un año viviendo con ella. Mi abuela ya estaba en la “fase paranoica” del alzheimer. Es una de las etapas más complicadas: las personas enfermas se pueden volver muy agresivas como mecanismo de defensa en un entorno que no logran comprender.  Hay algo fascinante en la vejez. Fascinante y triste. Cuando niños, todos los adultos son viejos; pero otra cosa (y eso se aprende con los años) es la decrepitud. No me refiero solamente a que el cuerpo se dañe. La mente es un lugar extraño. La normalidad es cosa de estadística, no de dirección postal. Desde fuera todas las casas son casas, pero también son la entrada a mentes ajenas, a historias de pequeños logros y grandes derrotas. Hace poco la editorial Nuevo Milenio publicó la edición para Bolivia