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Mi no-cuarentena

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El viernes mi jefe detuvo a María en la caja. Ella estaba por pagar su compra. Mi jefe le pidió que saque las cosas que tenía en la cartera. Nerviosa y balbuceando cosas sin sentido, María sacó un par de empaques de embutidos y una lata de salsa de tomate. Sin decir nada, mi jefe se llevó las cosas y las puso en su lugar.  1. Todos los días ella llega al supermercado diez minutos antes de la apertura. Es la primera cliente en entrar. Saluda a todos, toma un carrito rojo de la puerta y busca siempre los mismos productos. Repite el ritual por la tarde y, hasta hace poco, lo hacía de nuevo a las siete de la noche. María tiene ochentaytodoslosaños, es parte de la población en riesgo. Debería estar en casa, debería venir su hijo o su marido, debería apoyarse en los voluntarios que colaboran con las compras durante esta cuarentena. Pero no: ella está cada día en la puerta. 2. La mía ha sido una no-cuarentena. Trabajo como cajera. Este supermercado es un pequeño negocio familiar en un

Un cuento de navidad

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Esto pasó en los ochentas. Habíamos tenido un año duro, y en familia había poco (con) que celebrar. Padre dijo que nos llevaría a una fábrica de juguetes. "Podrán tener el juguete de sus sueños", nos dijo. Nos subimos a su peta roja. Fuimos hacia el centro, y luego hacia el aeropuerto, y luego fuimos por la montaña. Finalmente, bajamos por un camino lateral y luego regresamos a casa. Cuando llegamos, en nuestra habitación nos esperaban montones de trozos de madera de diferentes formas, un bote de pegamento y pintura látex. Recuerdo que esa tarde fui inmensamente feliz.

Todas las vidas

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Comencé a trabajar este 12 de septiembre en un Burger King. Es la primera vez que trabajo en una "cocina industrial": tiempos muy breves, trabajo en cadena, automatización de procesos, horario por turnos. El trabajo es agotador, es muy físico: raramente me quedo quieta, aunque se trata solo de preparar emparedados. Casi toda mi vida hice trabajos intelectuales, donde el mayor esfuerzo físico era pasar con el plumero sobre el estante de libros. Durante el primer mes salía tan cansada que no podía pensar, y eso era como si me hubieran quitado los pulgares oponibles, como si me dejaran fuera de casa, con la puerta cerrada y sin la llave. Solo ahora, poco a poco, estoy recuperando algunas funciones cerebrales: ya logro leer, aunque sea un capítulo diario; y estoy volviendo a escribir, aunque no al ritmo de antes. El Burger queda lejos de casa. Debo salir un par de horas antes del inicio de mi turno: hay pocos buses que me llevan hasta el trabajo, y si pierdo uno puedo no lleg

La libertad y los cerdos

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[Este es un texto viejo, del 2013, que leí en una charla en el café Punto Aparte y que se publicó originalmente en este enlace ] Conocí La rebelión en la granja cuando era niña. Mi padre, que tiene un gusto muy particular en sus lecturas y unas teorías educativas cuando menos cuestionables, nos leyó este libro durante un invierno en el que estábamos mis hermanas y yo en cama con paperas. Recuerdo vivamente las historias de Napoleón y sus perros, cuánto lloramos cuando se llevaron al caballo, y estoy segura de que esta fábula ha influido poderosamente mi vida y mi incapacidad de soportar autoritarismos. George Orwell, o más bien Eric Arthur Blair, nació en la India, en Motihari, el 25 de junio de 1903 y murió en Londres el 21 de enero de 1950. En su obra se pueden reconocer tres etapas: la primera, donde es un luchador contra el imperialismo británico. Luego, una segunda donde es un gran luchador a favor de la justicia social después de sus primeras experiencias en Londres y Parí

La puerta

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De pronto ha descubierto la vergüenza. Me echa de su cuarto, “toca la puerta”, grita. Quiere salir de casa y explorar sola el mundo.  Quiere ver, quiere saber, quiere probar todo y comer todo. Descuento los días y estoy a la espera.  ¿Quién será la primera persona que le rompa el corazón?  ¿Cómo será para ella descubrir el bien, el mal, el miedo, la belleza? Es fuerte, pero frágil. Es grande, pero muy pequeña todavía. Tarde descubrirá que ya ha sido expulsada del paraíso. Eva no es una persona, es una edad. Photo by lalesh aldarwish from Pexels

Sobre héroes y villanos

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Décalcomanie, de Rene Magritte. Tomé la imagen de este enlace [Atención: lo que sigue es un total destripe del libro "El hombre invisible", de H.G. Wells] Comencemos. Griffin era un brillante estudiante de medicina. Brillante, sí, y también pobre. Y ya sabemos que con la pobreza viene la invisibilización: en la universidad había visto que personas con menos talento y capacidad tenían su vida resuelta, encontraban trabajo y ocupaban puestos de poder, mientras que él pasaba hambre. Para lograr avanzar en la vida, pensó, el único modo para hacerse notar sería logrando un gran descubrimiento, un gran avance científico, de modo que se lo llegara a respetar. Gracias a una clase de la universidad se interesó mucho por el índice refractivo de los objetos. Se dio cuenta que, manipulando este índice a través de cambios de densidad, podía lograr que los cuerpos dejen de absorber la luz y la reflejen. ¡Podría hacer que un cuerpo sea realmente invisible! Por supuesto, se necesita

Mis apuntes / retorno de vacaciones

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Tomé esta foto en el mar del norte. [Probablemente esta sea la entrada del blog con la que menos a gusto me siento y una de las más autoreferenciales. Nunca antes escribí mis intenciones con el blog ni puse cosas personales.] Me tomé unas vacaciones de mis apuntes. Unas largas y descaradas vacaciones. Hace mucho que no me desconectaba por tanto tiempo y es, lo juro, una sensación muy rara: no estoy acostumbrada a tomar descansos y eso cuesta caro. [Piero tiene razón: de vez en cuando viene bien dormir ] Durante este tiempo, estas semanas de ausencia, me estuve preguntando qué es lo que estoy haciendo en este espacio. En este blog no he pretendido escribir reseñas, sino proponer otras lecturas, trenzar ideas, especular a rienda suelta y dejar que el eco muestre el perfil de una geografía interior. Pero igual me pregunto para qué o quién escribo. ¿Estos mis apuntes son para alguien, para comunicarme con alguien al otro lado de la pantalla o solo escribo para mí y mis deseos? No

Llave

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En casa de mis padres había un viejo baúl verde. El baúl acompañó a mi padre de ida, vuelta y retorno en cada viaje que hizo; ida, vuelta y retorno de un lado del mundo al otro, creciendo la familia. Y abrir el baúl era hacer el mismo viaje, tratando de pisar las huellas de sus pies. Por eso me emocioné cuando me diste una llave. En este baúl de papel hay muchas cosas revueltas: Facturas viejas y cuentas saldadas. Tu traje de morenada. Una caja con billetes de millón de pesos. La rabia y la frustración del exilio. Las fotografías de Cuzco. Libros subrayados de tus autores preferidos. Telares y arados. Los latidos, sístole y diástole, del corazón de tu padre. La historia no pasa en vano. La sangre no corre en vano. Eso me dices en tu libro. Tengo tu baúl conmigo, lo traje conmigo para que hagamos juntos este viaje de ida, vuelta y retorno. "La fiesta imposible" es la compilación de la obra poética de René Antezana Juárez , que incluye su obra produ

Fragmentos de vidrio

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(Imagen de Dynamic Test Center, AGU Zürich - Tomé la foto  de este enlace .) ¿Viste las pruebas de choque? Las grandes placas metálicas se van deformando contorsionándose y asumiendo formas de acordeón. Las enormes bolsas de goma se inflan de golpe, expandidas por una fuerza interna en un intento de proteger los cuerpos contenidos. Los vidrios se desintegran, se convierten en una gránula de arrocillos que salen en vuelo como saludando a novios en la puerta de la iglesia. Los maniquís de plástico siguen moviéndose a la velocidad del auto, siguen su curso aunque el vehículo se haya detenido, y reciben de golpe el abrazo de los cinturones que los retienen. Sensores por todas partes, cables, cámaras que registran el impacto desde varios puntos y perspectivas. Retrocedamos. Volvamos al punto de inicio. Veamos todo en reversa. Iniciemos otro experimento. Destruyamos otro auto. En 1896 una mujer en Londres fue golpeada con un auto que iba a la fantástica velocidad de siete kilómet

Azar

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Hace poco leí un artículo de un biólogo que decía que si retrocediéramos en el tiempo al momento en que fuimos fecundados y pusiéramos en marcha todo de nuevo después de que un espermatozoide entró en el óvulo, si pusiéramos play a la reproducción celular y al crecimiento de ese ser que fuimos esperando la reconstrucción de nuestra vida, aquella vida que se formaría no sería la nuestra. Aquella persona que crecería, no serías tú. Aquel conjunto de piel, de huesos, neuronas y vísceras tendría otra conciencia, otra historia, otra visión del mundo. En una reconstrucción de tu vida, tú no serías tú, no podrías ser tú, nunca se repetirá un tú. La razón es simple: por un lado, nuestro código genético no codifica todo: solo dice "háganse las células", pero no predefine cómo se organizará cada tejido, qué forma tendrá cada neurona, dónde nacerá cada cabello. Por otro lado, hay una fuerza oscura, invisible y que determina nuestras vidas que actúa al mismo tiempo. Una fuerza poder