Es la historia de un amor (como no hay otro igual)

Como yo te amo
convéncete, convéncete,
nadie te amará

Píramo y Tisbe eran dos jóvenes babilonios que vivían lado a lado y se amaban con locura, pero sus padres no estaban de acuerdo con ese amor. Para poder comunicarse hicieron una grieta en el muro que separaba sus casas, y por allí se pasaban mensajes, susurrándose frases de ternura y secretos. Un día (una noche) decidieron huir juntos, y quedaron en verse bajo una morera albina, junto a una fuente. Tisbe llegó primero y se encontró con una leona que había ido a beber agua después de una cacería. Huyó hacia un hueco en la roca, pero en la carrera hizo caer su velo. La leona se quedó jugueteando con el velo y lo manchó con sangre. Cuando llegó Píramo encontró el velo ensangrentado de su amada y a la leona. Creyó que la fiera había matado a Tisbe. Ante la idea de vivir sin ella, decidió matarse. Tomó su puñal y se lo clavó en el vientre. Más tarde, la joven salió de su escondite con cuidado y encontró a su amado Píramo con el puñal hundido y sin vida. Lo abrazó y decidió hacer lo mismo: tomó el puñal y también se lo clavó en el vientre. Ovidio cuenta esta historia de amor en Las Metamorfosis, pero se basa en un mito antiguo, tan antiguo como el humano.


Amor prohibido murmuran por las calles
Porque somos de distintas sociedades
Amor prohibido nos dice todo el mundo

Se puede encontrar esta historia con variantes en casi todas las tradiciones y mitos. Hjalmar e Ingeborg son, por ejemplo, una pareja de enamorados de la mitología escandinava: Hjalmar era un joven guerrero vikingo que nunca perdía en las batallas, que se enamora de Ingeborg, la hija del rey (que no acepta su relación) y muere en un duelo tratando de ganarse el derecho de estar con la princesa.

Tristán e Isolda es una de las leyendas arturianas fundacionales de Bretaña. Tristán de Cornualles es uno de los caballeros de la mesa redonda que se enamora de una princesa irlandesa. Tristán traiciona al rey para poder estar con su amada, y, obviamente, todo sale mal.

Más o menos la misma trama se encuentra en la leyenda de Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla, en aquella de Florio y Biancifiore, e incluso en la de Mariotto y Giannozza. Pero ojo que es una tradición tan tan humana que se puede encontrar variantes de la historia del amor prohibido de Nucano, un guerrero mixteco, y Donají, princesa zapoteca. O la historia del general Ollantay y Qoyllur, la hija del inca Pachakuti.

En todo caso, hay una base común: en un mundo en conflicto, en sociedades guerreras enfrentadas, enamorarse de alguien de la otra tribu, del otro bando, de la otra familia, es una traición. Y las traiciones se pagan con sangre.


El dinero no importa en ti ni en mí / ni en el corazón
Oh, oh baby

Luigi Da Porto (1485-1529) era un joven huérfano de la ciudad de Vicenza, parte de la Serenísima República de Venecia, una ciudad que, en ese momento, estaba en su máximo esplendor. Estaba enamorado de su prima, de una muy buena familia, y no era visto con mucho agrado por parte de los padres de la muchacha, que esperaban lograr un matrimonio conveniente. Para poder convencerlos que le dieran la mano de la joven, se enroló en el ejército de la Serenísima, y le asignaron el mando de 50 caballeros en la frontera norte con Friuli. Su plan era ganar batallas, lograr ascender, volver lleno de poder y dinero, conseguir la gloria eterna y el amor de la muchacha: nada extraordinario. Pero en una batalla en 1511 sufrió una grave herida en la espalda y quedó paralítico. Debió regresar, pues, con las manos vacías y las piernas inservibles. Y cuando llegó, encontró que la joven estaba ya casada. Da Porto se dedicó entonces a leer, a la investigación histórica y a escribir.

Inspirado en muchas de las leyendas populares, pero sobre todo en el cuento de Mariotto y Gannozza, de Masuccio Salernitano, Luigi Da Porto escribió una pequeña nouvelle llamada Historia novellamente ritrovata di due nobili amanti (Historia novelada de dos nobles amantes): contaba de una pareja de amantes que pertenecían a dos familias en guerra… La historia pudo haber quedado ahí y ser una más del montón, pero Da Porto, en lugar de hablar de una narración arquetípica de un tiempo remoto, decidió convertirla en una historia contemporánea.


No me arrepiento de este amor
aunque me cueste el corazón
amar es un milagro y yo te amé
como nunca jamás lo imaginé 

Decidió, pues, usar el apellido de familias que estaban realmente en guerra. Usó los nombres de dos familias que vivían en Verona, una de güelfos, la otra de gibelinos: los Cappelletti y los Montecchi. Escogió esos apellidos porque habían sido citados en el canto VI del Purgatorio de la Divina Commedia de Dante Alighieri. En esta novelita, Da Porto contaba que, en la pausa de la guerra con Friuli, uno de los soldados le había contado la historia de Romeo y Julieta, dos amantes sin suerte que vivieron y murieron en su ciudad por el año 1300.

Da Porto murió en 1529, dejando varios manuscritos, entre ellos esta nouvelle. Sus allegados la publicaron en 1530 como una forma de homenaje. La historia de amor tuvo un éxito inmediato, tanto que debieron imprimirse dos ediciones más en poco tiempo, y luego se escribieron muchas otras obras inspiradas en las desventuras de Romeo y Julieta.

A finales del mismo siglo, un dramaturgo inglés se enteró de la historia de los amantes de Verona. No es muy claro si se topó con la obra original de Da Porto o con una de las tantas versiones nuevas que se hicieron de su novela; pero le pareció que podía funcionar muy bien para su compañía.


Hasta que te conocí
vi la vida con dolor
No te miento, fui feliz
aunque con muy poco amor.

En la hermosa Verona, dos familias de igual nobleza, arrastradas por antiguos odios, se entregan a nuevas turbulencias. William Shakespeare tenía poco más de treinta años cuando presentó su nueva obra, que sería novedosa en muchos sentidos. Para comenzar, propuso algunas de las escenas clave que ahora son parte de la cultura popular, como el diálogo en el balcón. Además, mezcló la trágica historia de dos amantes con escenas cómicas: quizás se trate de la primera [cof cof] comedia romántica de toda ley. Pero el más importante cambio que hizo en relación con toda la tradición de amores trágicos e infelices es que se puso del lado de los amantes: no los trata como a traidores de sus familias, sino como liberadores. Los Capuleto y los Montesco acabaron haciendo las paces. El amor, en esta versión, redime.


Cuando quieras quitarme la vida,
no la quiero para nada,
para nada me sirve sin ti.


En Verona cada día miles de turistas visitan el balcón interior de la casa de los Cappelletti, y llenan sus muros con frases de amor y dibujan corazones en las paredes y se sacan selfies con la estatua de Julieta y se compran candados de corazones y se amontonan en el pequeño patio. Cada día se ve una romería que va a visitar el santuario de estos santos muertos por amor. Quizás dejar un exvoto con los nombres permita la propia salvación y expiación de toda culpa.

Y es que el amor redime. 


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