Estelas de un viaje


Lo que sucede es que en «Prontos, listos, ya», de Inés Bortagaray, es que no sucede nada, excepto lo que sucede adentro. Lo que sucede adentro del auto, sí: al final toda la historia se resume en la palabra «viaje»; aunque también esta novela va de lo que sucede adentro del lector.

No creo anticipar nada del libro si digo que este relato cuenta, desde la mirada de una niña, un viaje en el auto de familia a la ciudad costera donde pasarán el verano. Pero el paso de los postes de luz y el paso de las horas hacen que este viaje sea además un retorno a otra mirada, a otro tiempo y a otras experiencias.

Esto se marca desde la primera línea: «Veo un poste que pasa y se va hasta que veo otro poste que pasa y se va pero nunca se va del todo, porque en la ida queda la estela. La estela es el poste en movimiento», inicia a relatar la protagonista. Y esta continuidad, esta estela donde se mezcla lo que sucede y lo que se recuerda, la infancia y el inicio de la juventud, la vacación y la vida cotidiana, se puede palpar en las páginas del libro.

La niña que nos habla es la hermana del medio entre cuatro hijos, y esto implica toda una serie de repercusiones en el juego de poder de una familia, que incluye desde las bromas que le gastan («Mi hermano, a mi lado, me dice, bien bajito, dumbo vomitona, dumbo vomitona y yo le grito no me digas dumbo y él prosigue dumbo-dumbo-dumbo, y lloro. Mamá suspira adelante y dice que ella también tiene orejas grandes. Interrumpo el llanto para mirarle las orejas y me doy cuenta de que miente») hasta los lugares que se ocupan en el auto: «estoy en la ventanilla, pero a no ilusionarme, porque dentro de doscientos kilómetros iré a parar al medio, que es mi lugar, de donde nunca debí haber salido», nos cuenta. Más adelante sabremos que sus hermanas tienen rodillas hermosas, que su madre tiene la piel perfecta y es modelo de cara en exhibiciones de cremas de belleza, que su padre es un gran ausente.

El tiempo para un adulto no es igual que el tiempo para un niño. Las tardes de verano son eternas. Sobre todo aquellas en las que no se puede hacer nada, porque solo se puede mirar por la ventana: «Vacas. Postes. Auto blanco con conductor solo. Auto rojo con familia. Camioneta con dos hombres. Camión con vacas. Surco que deja camión con vacas que orinan y defecan por el susto de viajar apretadas con un destino incierto. Me he hecho especialista en mirar por la ventanilla desde mi lugar del medio». Mientras se viaja por la carretera, también se viaja por la memoria. «Mi maestra favorita es Lil. Mi color favorito es el azul, y a veces también el rojo. Pero más es el azul que el verde. Mi animal favorito es el perro. Mi país favorito es Uruguay y también España. Mi tía vive en España. El esposo se llama Jesús».

El peso de una experiencia varía con la edad. Y lo que hace Bortagaray es más que ponerse de rodillas para estar a la altura de los ojos de su protagonista y tratar de ver lo mismo: lo que ella hace es prestarse ese tiempo, esa experiencia, esa mirada. Es tan bien lograda la voz que, mientras leía, me asaltaban imágenes que había olvidado, historias de mi propia infancia, recuerdos que se mezclaron con los de la protagonista haciendo que sintiera que la acompañaba en el viaje.

Lo grandioso del relato es eso: no sucede nada, excepto lo que sucede adentro de uno, y uno descubre que adentro es un lugar enorme con muchas cosas guardadas que se mueven, brillan y conectan. Inés Bortagaray te puede mostrar las cosas que habías olvidado que estaban allí.

Aquí Inés Bortagaray. Me "presté" la foto del blog Hay Vida En Marte

Esta reseña se publicó originalmente en Hay Vida En Marte. El libro "Prontos, listos, ya" de Inés Bortagaray, se ha publicado para el mercado boliviano en Perra Gráfica Taller y viene con unas preciosas ilustraciones de Alejandra Alarcón.

Comentarios

  1. Hola, Cecilia. Me encantó tu reseña. También leí esta joya de Bortagaray hace un tiempo y me fascinó. Creo que lo más bonito es que muchos nos podemos sentir identificados en esa "nada" o esa estela que mencionas a pesar de haber vivio en otro país y formar parte de otra cultura. Te dejo mis impresiones: https://www.literaturaenlaciudad.com/resenas/prontos-listos-ya-una-capsula-de-la-infancia/

    ¡Saludos!

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